Algunos instructores se sorprenden de que los estudiantes no-nativos cometen menos errores ortográficos que los estudiantes que son hablantes nativos. Algunos estudiantes de español como lengua de herencia también se avergüenzan al ver que cometen más errores de ortografía que sus compañeros no nativos. Sin embargo, no hay nada extraño en esto ni nada de qué avergonzarse. Las dificultades con la ortografía de una lengua son propias de los hablantes nativos de esa lengua. Por definición, un hablante nativo pasa años hablando su lengua antes de empezarla a escribir—típicamente, a la edad de entre 4 a 6 años. Antes de ese momento, el niño ha pasado años diciendo y oyendo las palabras hizo, a veces, empecé, voy a hablar... en contexto, sin prestar atención a esas palabras. Para ser más exactos, ha pasado años usando diciendo y oyendo [íso], [aβéses], [empesé], [bojaβláɾ], etc. Y, si queremos ser más exactos, en realidad, ha pasado años diciendo y oyendo esas tiras fónicas en el interior de otras mayores, como en [kjenísoesto]. Durante años, estas palabras estuvieron almacenadas en su mente sin ninguna forma escrita asociada a ellas. Al entrar en la escuela, el niño aprende a segmentar esas secuencias fónicas en sonidos individuales y a representarlos por unos símbolos: las letras. Durante el proceso de alfabetización, el niño se familiariza con secuencias de letras escritas. Pero el sonido vino antes, y eso tiene mucho peso en la forma en la que el niño concibe las palabras. En contraposición, el estudiante de español como lengua extranjera pasó de no conocer una palabra, por ejemplo, hacer, a aprender a la vez el sonido, la escritura y el significado de esa palabra. Y el mismo día que aprendió la palabra hacer, aprendió a conjugarla, es decir, a escribir yo hago, tú haces, él hace, nosotros hacemos, etc. Para esa persona, hacer sin “h” ni siquiera es una opción. Esa palabra está guardada en su mente con esa escritura. Lo mismo sucede al aprender otras lenguas. Por ejemplo, un error común entre hablantes nativos de inglés es confundir la escritura de “their”, “there”, “they’re”. Este error se debe a que las tres expresiones se pronuncian igual. Cuando el niño anglohablante aprende a escribir, ya lleva años usando esas palabras, sin haberse detenido a pensar en lo que significan, es decir, si es un posesivo, si es una contracción de “they + are”, etc. Sin embargo, un estudiante no anglohablante que está estudiando inglés en una escuela de su país, un día estudia los pronombres posesivos y aprende a decir y a escribir my, your, his, her, their. Otro día estudia el verbo to be y aprende I am > I’m; you are > you’re; they are >they’re. Y otro día estudia los adverbios de lugar y aprende here y there. De este modo, their, they’re y there están guardadas en tres lugares diferentes de la mente, y el estudiante de inglés como lengua extranjera raramente las confunde. De hecho, no fue hasta que leí que la escritura de there-they’re-their era una causa común de confusión, que me di cuenta de que sonaban igual. En mi mente, esas tres expresiones estaban guardadas en su forma escrita en diferentes lugares. En conclusión, la ortografía causa más dificultad a los hablantes nativos que a los no-nativos, y por ese motivo, no es de extrañar que encontremos más errores ortográficos en los escritos de los estudiantes de español como lengua de herencia.
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